Cuento ganador del concurso del Boletín cultural Libros y Letras en 2009.
Al tiempo que el malhumorado Joel Verdugo toma su café de las siete a.m, sufre un repentino malestar que lo deja frágil y aturdido.
Cuando ve en la repisa a su réplica de cincuenta centímetros hecha en trapo (obsequio de su hermana), decide que el muñeco desempeñará todas sus tareas.
La pequeña copia de Joel Verdugo termina el café, sale a las ocho, se trepa en un portafolio de algún oficinista para acceder a Transmilenio, viaja hasta la universidad, hace un quiz de recuperación a sus cincuenta estudiantes. Recorre la séptima y siente el bailoteo del viento sobre su melena de lana. Llega al Museo Nacional donde ofrece una aclamada conferencia. Invita un capuchino a su exnovia. Regresa a las diez, con marcas de pintalabios en su carita de doce centímetros.
Joel Verdugo ve desde la ventana esa apasionada despedida, decide entonces esperarlo tras la puerta empuñando unas filosas y enormes tijeras.
Cuando Joel de trapo cruza la puerta, Joel Verdugo se abalanza sobre él y le propone recortar letras de revistas para montar un collage de amor para su novia; de rodillas le suplica que lo remplace por unos días más, pues presiente que amanecerá tremendamente mal.